La salida a la grave crisis social y política por la que atraviesa el Perú será la que la enorme mayoría de la población estaba esperando: la convocatoria a nuevas elecciones generales.

El Congreso está próximo a aprobar una propuesta para adelantar las elecciones lo más pronto posible – 2023 o 2024 – y la Presidente de la República ya dio su conformidad a esta propuesta.

Pero estos no son los únicos actores políticos que deben dar un paso al costado para que el Perú tenga una nueva oportunidad de manera pacífica. Es imperativo contar con nuevas autoridades que garanticen la transparencia de un nuevo proceso electoral.

Jorge Luís Salas Arenas, Presidente del Jurado Nacional de Elecciones – JNE, debe renunciar de inmediato y permitir la elección de un nuevo miembro que integre el pleno de dicha entidad. Esta será la única manera de acallar los cuestionamientos de “fraude” de un nuevo proceso.

Piero Alessandro Corvetto Salinas, Jefe de la Oficina Nacional de Procesos Electorales – ONPE, debe renunciar de inmediato y permitir su reemplazo para asegurar que la organización del próximo proceso electoral se realizará con absoluta imparcialidad y transparencia.

Carmen Milagros Velarde Koechlin, Jefa Nacional del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil – RENIEC, debe renunciar de inmediato para garantizar que en los próximos comicios no voten “muertos” y que todos los electores “vivos” aparezcan como tales en el padrón electoral.

Si queremos darle una nueva oportunidad a nuestro país y que se vayan todos, asegurémonos de que realmente sean todos. De lo contrario, solo conseguiremos repetir la historia y los errores de los últimos comicios electorales.